El echo del regalo que le habia traido su tia le hizo olvidar por completo su preocupación relacionada con Mustard. Eso era mucho mas importante.
Abrio el relicario y una lagrima le recorrio su mejilla al contemplar la foto de su Tio.
Ese relicario siempre lo llevaba su Tio Encima. Decia que era su amuleto.
Luego de limpiarse el ojo obserbó hacia la foto que se encontraba al otro lado del relicario. Alli se encontraba el retrato de un señor mayor, cuyo rostro no lograba distinguir.
Se quedó examinando el relicario unos 5 minutos mas, revisando sus dealles, colgandoselo y mirandose al espejo. Se sentia en un estado de felicidad impresionante.
Neil siempre habia demostrado una debosion importante hacia su Tio Peter.
Habiendole echo al relicario todas las observaciones habidas y por haber, se lo guardo finalmente en su bolsillo y se dirigio a leer la carta.
Querido Neil:
Eres la persona que se que disfruatará y valorará este obsequio mas que cualquiera.
Este relicario perteneció a la familia Harrison por mas de 6 generaciones. Su primer portador fue mi Tatara tatara tatara abuelo Phil Harrison, a mi me lo dio mi padre cuando ya estaba en sus ultimas. Como yo nunca tube un hijo siento que tu lo debes tener. Para mi eres como mi hijo.
Te servira como amuleto durante el resto de tu vida, te guiara incluso en tus momentos mas oscuros. Solo te pido un favor. Cuando ya hayas logrado tu cometido, cuando sientas que le puede servir a otra persona pasalo hacia esta. Cuando lo vallas a heredar, lo que tienes que hacer es cambiar las fotos y dar las instrucciones que te estoy dando. Pon en el lado izquierdo la foto de quien te lo dio y en el lado derecho una foto tuya.
Seguramente resiviras este obsequio cuando yo ya no este. Ojala que lo que te sirva y que lo disfrutes.
Hasta siempre:
Peter Harrison
Neil no pudo evitar que se le desplomaran un par de lagrimas. Su Tío le habia heredado un de sus objetos mas preciados, siempre lo llevaba consigo. Saco de su bolsillo el relicario y lo colgo sobre su cuello. En ese preciso intante una sensacion de confort y alegria lo recorrio de pies a cabeza.
Se limpio los ojos con las manos, se levanto y se poso frente al espejo. Delante de el brillaba debajo de su cuello el brillande obsequio del tio Peter.
Las horas se le pasaron rapido a Neil, lo unico que hizo en su habitación fue revisar la carta, leyó detenidamente cada palabra escrita del puño y letra de su Tio.
Incluso en la cena el niño se mostro callado y anormal, se sentia feliz por el obsequio pero eso no le quitaba sus preocupaciones relacionadas con Mustard. Tampoco quitaba de su cabeza la idea de que todo eso hubiese sido un sueño.
Durante la cena no dio cabida en su mente a ninguno de los comentarios de su Tia, solo pensaba en Mustard y el relicario, Mustard y el relicario.
El joven no quizo probar el postre, no se sentia con apetito. Se despidio de sus padres y su tia y se dirigió de manera lenta hacia su habitación.
Se quitó la ropa y se arropo entre sus frazadas. Con sumo cuidado, se quitó el relicario y lo guardo en su caja la cual depositó en su cajón. Antes de cerrar este, observo los caramelos. Dudo un momento. Quitó la bolsa del cajón, la abrió y se comió el mismo caramelo que estubo a punto de tocar sus labios la vez anterior.
No sucedió nada.
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