Las Descabelladas Historias De Mr. Mustard
Capitulo 2: Reflecciones
El pobre chico se quedo atónito. ¿Quien rayos era Mr. Mustard? ¿Y por que se había interesado en el? ¿De donde lo conocía? Se Vistió rápidamente con la primera ropa que encontró y bajo las escaleras a tal velocidad que los golpes de sus pies hicieron despertar a Nieves, su gatita que dormía tranquilamente alado de la puerta de su cuarto.
Al comienzo se le heló la sangre, la sala de estar se encontraba vacía. Su alivio fue muy notable cuando se dio cuenta que su madre estaba en la cocina. Entro de forma cautelosa, su madre se sobre salto al verlo
- ¡Despertaste Corazón! ¿Quieres una o dos tostadas? –
¿Qué? ¿No se preguntaba acaso como había llegado el día anterior a la casa? ¿Acaso había sido todo un sueño? El pequeño no comprendía como fue que el estuvo en peligro y la madre le pregunte que quería desayunar.
- Mama ¿Qué sucedió ayer cuando volví? –
La madre rio
- Hijo ¿acaso no recuerdas nada? Llegaste, saludaste y te fuiste a tu cama. Estabas exhausto -.
Neil seguía inexpresivo, no entendía nada
- ¿Por qué volviste solo a casa? Sabes que no me gusta que andes solo por la calle y menos a esas horas -.
- No vine solo, si me acompaño Des… -en ese momento reacciono- ¡Desmond!
-¿Desmond? ¿Qué sucede con Desmond? –. La mujer obviamente no entendía por que el hijo había reaccionado de esa forma
Neil no le contestó, salió corriendo al teléfono y marco el teléfono de la casa de Desmond. No pudo contener una maldición cuando el teléfono le daba ocupado.
- ¡Cuida tu vocabulario jovencito! Y ahora ve a despertar a tu padre que ya va a estar el desayuno -.
Aun medio shockeado, obedeció si reproche. Subió las escaleras tan rápido como el sueño y el susto se lo permitía ¿Se encontraría bien Desmond? ¿El también lo habría visto al tal Mr. Mustard? ¿Seria verdad, o solo era su imaginación? Esa última pregunta la descartó. Las plumas y la nota no eran para nada producto de su imaginación. Eso sucedió. ¿Pero cómo explicaba el hecho de que llego a su casa de la forma mas tranquila?
Le hubiese gustado seguir debatiendo mentalmente como fue que había sucedido eso, pero debía despertar a su padre, desayunar e ir al colegio, donde seguramente podría discutir con su amigo (si es que estaba a salvo) sobre lo sucedido la noche anterior. ¿Habría visto su compañero a su supuesto salvador?
- Papá, hay que desayunar. Hoy comenzara mi última semana de clase -.
De la boca del hombre no salió más que un refunfuño. El padre de Neil era muy robusto. Solía ser poco expresivo (poco y nada) y no era de demostrarle mucho cariño a su hijo.
El niño bajo las escaleras lentamente, entró a la cocina y se sentó en la mesa tambaleante hasta que su madre llego con una bandeja en sus manos, y una sonrisa en su rostro.
- Come bien, hoy te esperará un gran día -.
¡Y si! ¡Definitivamente le esperaría un gran día!
Al comienzo se le heló la sangre, la sala de estar se encontraba vacía. Su alivio fue muy notable cuando se dio cuenta que su madre estaba en la cocina. Entro de forma cautelosa, su madre se sobre salto al verlo
- ¡Despertaste Corazón! ¿Quieres una o dos tostadas? –
¿Qué? ¿No se preguntaba acaso como había llegado el día anterior a la casa? ¿Acaso había sido todo un sueño? El pequeño no comprendía como fue que el estuvo en peligro y la madre le pregunte que quería desayunar.
- Mama ¿Qué sucedió ayer cuando volví? –
La madre rio
- Hijo ¿acaso no recuerdas nada? Llegaste, saludaste y te fuiste a tu cama. Estabas exhausto -.
Neil seguía inexpresivo, no entendía nada
- ¿Por qué volviste solo a casa? Sabes que no me gusta que andes solo por la calle y menos a esas horas -.
- No vine solo, si me acompaño Des… -en ese momento reacciono- ¡Desmond!
-¿Desmond? ¿Qué sucede con Desmond? –. La mujer obviamente no entendía por que el hijo había reaccionado de esa forma
Neil no le contestó, salió corriendo al teléfono y marco el teléfono de la casa de Desmond. No pudo contener una maldición cuando el teléfono le daba ocupado.
- ¡Cuida tu vocabulario jovencito! Y ahora ve a despertar a tu padre que ya va a estar el desayuno -.
Aun medio shockeado, obedeció si reproche. Subió las escaleras tan rápido como el sueño y el susto se lo permitía ¿Se encontraría bien Desmond? ¿El también lo habría visto al tal Mr. Mustard? ¿Seria verdad, o solo era su imaginación? Esa última pregunta la descartó. Las plumas y la nota no eran para nada producto de su imaginación. Eso sucedió. ¿Pero cómo explicaba el hecho de que llego a su casa de la forma mas tranquila?
Le hubiese gustado seguir debatiendo mentalmente como fue que había sucedido eso, pero debía despertar a su padre, desayunar e ir al colegio, donde seguramente podría discutir con su amigo (si es que estaba a salvo) sobre lo sucedido la noche anterior. ¿Habría visto su compañero a su supuesto salvador?
- Papá, hay que desayunar. Hoy comenzara mi última semana de clase -.
De la boca del hombre no salió más que un refunfuño. El padre de Neil era muy robusto. Solía ser poco expresivo (poco y nada) y no era de demostrarle mucho cariño a su hijo.
El niño bajo las escaleras lentamente, entró a la cocina y se sentó en la mesa tambaleante hasta que su madre llego con una bandeja en sus manos, y una sonrisa en su rostro.
- Come bien, hoy te esperará un gran día -.
¡Y si! ¡Definitivamente le esperaría un gran día!
1 comentario:
Good good good......
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